La soledad se ha convertido en un tema recurrente en nuestra sociedad, dadas las dimensiones que está alcanzando, tanto por el número de personas a las que afecta, como por las repercusiones negativas que conlleva, especialmente, cuando va asociada a sufrimiento.
Siempre ha existido la soledad, pero es posible que nunca se haya hablado tanto de ella como ahora. Y es que es un fenómeno creciente en nuestra sociedad, relacionado con cuestiones demográficas, culturales y sociales, además de otras causas.
La soledad es un “fenómeno natural, un sentimiento que puede surgir en ciertos momentos de la vida y que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su género, edad u otra característica sociodemográfica”. (Weiss (1983) .
Hay quien abraza la soledad como un bien y quien la detesta, quien la busca y quien la padece a su pesar. Esa, la que causa sufrimiento, es la que más preocupa; se le llama Soledad No Deseada.
Sabemos que el sentimiento de soledad no se corresponde necesariamente con vivir solo o sola; de hecho, los estudios sobre este tema revelan que la mayoría de las personas que dicen sentirse solas no viven solas.
Una persona puede sentirse sola por tener menos relaciones sociales de las que desea o porque no recibe el apoyo emocional que necesita.
¿Cuáles son las dimensiones de la soledad? ¿A quiénes afecta más?
Cualquier persona puede sentirse sola, pero actualmente hay dos grupos de edad que destacan: jóvenes y mayores.
El Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada aporta los siguientes datos:
En España se estima que el 20% de las personas sufren soledad no deseada (Barómetro de la Soledad No Deseada 2024). Afecta más a mujeres (21,8%) que a hombres (18%).
Por edades, las personas jóvenes son las que sienten más soledad no deseada (1 de cada 4 dice sentir soledad), seguidas de las mayores de 74 años.
Afecta también más a las personas con discapacidad (50,6%.) a quienes tienen problemas de salud mental (49,8%), LGTBI+ (34,4%), migrantes (32,5%)... Se acrecienta en las poblaciones más vulnerables.
Esta realidad requiere atención e implicación social y política. De hecho la Soledad No Deseada está ya en las agendas de las Administraciones a nivel estatal, autonómico y también en muchos municipios, que se suman a otras entidades que ya estaban abordando el problema.
Se trata de pasar de la preocupación a la acción para prevenir las situaciones de soledad que causan sufrimiento y para ayudar a aliviarlo en quienes lo padecen; se trata de cuidar la salud, el bienestar, la calidad de vida de las personas y las comunidades.
Referencias:
Observatorio Social de la Soledad No Deseada
Weiss, R.S. (1983). Loneliness: the experience of emotional and social isolation