Cada 29 de septiembre, el Día Mundial del Corazón reclama nuestra atención sobre la necesidad de prevenir las enfermedades cardiovasculares (ECV).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 80% de los fallecimientos que se producen por estas enfermedades podrían evitarse eliminando o reduciendo los factores de riesgo que las producen: consumo de tabaco, consumo nocivo de alcohol, alimentación malsana e insuficiente actividad física.
VER FOLLETO |
Hoy puede ser un gran día para empezar a prestar atención a nuestro corazón.
Si es que no lo has hecho ya, párate un momento a escucharlo, a sentirlo. ¿Cómo late?
Más fuerte, más leve, más rápido o más lento… Es una maravillosa central de energía que no siempre cuidamos como debemos. Así que, una vez más, podemos empezar recordando las recomendaciones para hacerlo mejor: alejarse del tabaco y evitar el consumo nocivo de alcohol, además de optar por una alimentación sana y la práctica de actividad física.
En cuanto a la actividad física, tenemos que realizar al menos 30 minutos diarios o llegar a 150 minutos semanales.
Para tener una alimentación saludable: consumir abundante verdura y fruta (al menos 400 gramos al día, unas 2 raciones de verdura y 3 de fruta); legumbres, frutos secos y aceite de oliva.
En cuanto a las proteínas de origen animal, dar prioridad al pescado, que es la principal fuente de ácidos grasos omega 3, fundamentales para la salud cardiovascular.
Evitar los alimentos ricos en azúcares como refrescos gaseosos y chucherías.
Además, reducir o evitar el consumo de grasas saturadas e hidrogenadas que son todas las grasas de origen animal y algunas de origen vegetal como el aceite de palma.
Consumir menos de 5 gramos de sal al día (equivalente a una cucharilla tipo moka). Esto implica prestar atención a los productos elaborados que lo contienen: conservas, embutidos, precocinados... que quizás estemos consumiendo sin reparar en que incrementan mucho esta cantidad.
La mantequilla, margarina, carne procesada, embutidos, quesos, frituras, alimentos precocinados, son productos con alto contenido en grasas y sodio, que no favorecen nuestra salud cardiovascular. Si se incluyen en la dieta, mejor que el consumo sea ocasional y, en todo caso, moderado.
Todo esto forma parte de lo que se denomina un estilo de vida cardiosaludable, pero ya sabemos que nuestro estilo de vida está relacionado con factores como la calidad de nuestro entorno (recursos que faciliten la actividad física, acceso a productos saludables, etc) y las condiciones de vida, en las que las políticas tienen mucho que ver. En este sentido, en el Plan de acción mundial para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles 2013-2020, también se proponen algunas medidas para prevenir, controlar y reducir las ECV: políticas integrales de control del tabaco; impuestos para reducir el consumo de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal; construcción de vías peatonales y carriles para bicicletas con el fin de promover la actividad física; estrategias para reducir el consumo de alcohol; servir comidas saludables en los comedores escolares.
Y a esto nos gustaría añadir políticas que favorezcan una vida con menos estrés y más bienestar emocional (por ejemplo relativas al trabajo, horarios, conciliación…). Todo ello para mimar a nuestro corazón como se merece, como nos merecemos.
Más información: ASTURSALUD
Palabras clave: estilo de vida, cardiosaludable, infarto, ACV, enfermedades cardiovasculares, alimentación saludable, actividad física,