viernes, 29 de agosto de 2025

Activarnos para recibir el otoño

El otoño nos trae cosas maravillosas, pero también tiene algunos efectos indeseados en nuestra salud y bienestar. 

La actividad física es una de las estrategias que más nos pueden ayudar a prevenirlos para sentirnos en plena forma en esta estación. 





Quedan días de verano, pero el otoño está ya anunciando su próxima llegada; los días se acortarán más, la luz será más tenue, las temperaturas más frescas...todo ello repercute en la naturaleza, en todos los seres que la componen, incluyéndonos. 

Aunque unas personas notan más que otras este cambio de estación, en general nos afecta de algún modo a todas. Entre los efectos indeseados es posible que sintamos un descenso más o menos acusado de energía, cambios en el estado de ánimo, menos resistencia ante las infecciones...

¿Cómo podemos prepararnos para prevenir estos "síntomas otoñales" y disfrutar de todo lo bueno que nos trae el otoño?

Podemos pensar en un plan a nuestra medida, en el que tengamos en cuenta lo más básico para cuidarnos: relacionarnos, alimentarnos, movernos, descansar...prestando también atención a nuestro entorno.


Entre las estrategias que podemos utilizar para preparar una buena transición al otoño-invierno, hay una que no puede faltar: la actividad física, que tantos beneficios nos aporta. 
Recordamos los más relevantes en este caso:

- Nos ayuda a aumentar la fuerza y la resistencia

- A reforzar el sistema inmunológico

- A equilibrar el estado de ánimo

Ponerla en un lugar destacado de nuestro plan es importante, sobre todo, para no dejarnos vencer por la pereza, que puede tentarnos demasiado en esta época. 


Además de movernos, en el plan no puede faltar:

    •  La atención a las relaciones -cultivarlas es fundamental- 
    • Cuidar nuestra alimentación, aprovechando la abundancia de productos de temporada;
    • Reservar tiempo para hacer lo que nos gusta;
    • Pasear, contemplar, vivir los espectaculares paisajes que nos regala el otoño.

Y podemos añadir muchas cosas más a nuestro plan. Será un buen comienzo para pasar a la acción.

Anímate a hacer el tuyo;)


Beneficios de la actividad física

lunes, 18 de agosto de 2025

Derechos asertivos y bienestar emocional

 

Los derechos asertivos son la base de la comunicación asertiva, una de las habilidades fundamentales para relacionarnos de manera constructiva y cuidar nuestra salud mental. 




imagen: elaboración propia sobre imagen de fondo diseño de freepik


¿Alguna vez has sentido que alguien te estaba manipulando y, aun así, cediste a sus deseos? ¿Te has encontrado en situaciones en las que has hecho algo que no te apetecía en absoluto, solo porque no te atreviste a decir que no? O, si has logrado decir no ¿te has sentido fatal, aún sabiendo que era lo que querías?

Seguramente esto le pasa a todo el mundo en alguna ocasión, el problema es cuando sucede con mucha frecuencia, de manera que la vida propia pasa a segundo plano en favor de la de otras personas con las que nos relacionamos, que llevan siempre "la de ganar". Cuando esto sucede, se convierte en una fuente de malestar emocional que puede derivar en problemas de salud mental.

Detrás de las dificultades para afirmarnos ante las demás personasestá la necesidad de aprobación, el miedo al rechazo. Somos seres sociales, necesitamos relacionarnos -¿cómo hacerlo de manera constructiva y saludable?-  El remedio se llama asertividad.

ASERTIVIDAD se define como la habilidad para relacionarnos respetándonos y respetando a las personas con quienes interactuamos. Implica expresar lo que deseamos, sentimos, opinamos, necesitamos, de forma clara, sin ceder ante presiones ni utilizar métodos de comunicación agresiva, sin manipular a nadie ni dejarnos manipular.

ASERTIVIDAD Y DERECHOS ASERTIVOS

En la base de la asertividad están los derechos asertivos, una serie de premisas que podemos utilizar como marco en nuestras relaciones y como referencia para cuestionar las creencias que están detrás de las dificultades para comportarnos de manera asertiva, creencias que vamos adquiriendo desde que nacemos, por ejemplo: "no puedo cometer errores", "debo tener en cuenta las necesidades de las demás antes que las propias para no ser egoísta", "si no me comporto como esperan, les defraudaré", etc.

Aceptar que tenemos estos derechos nos sitúa en una posición más amable en las relaciones, en un plano que facilita la comunicación asertiva, de igual a igual.

Fue el psicólogo Manuel J. Smith quien habló de derechos asertivos en su libro “When I say no, I feel guilty"/"Cuando digo no, me siento culpable" (1975), por lo que se le considera referencia original en este tema, aunque se van añadiendo algunos derechos más a los que él definía.

DERECHOS ASERTIVOS

Tenemos derecho: 

  • A juzgar nuestras propias acciones, pensamientos y emociones
  • A que nos traten con respeto
  • A tener y expresar nuestras opiniones y sentimientos
  • A decir NO sin sentirnos culpables
  • A cometer errores y responsabilizarnos a nuestra manera
  • A tomar nuestras propias decisiones, incluso si parecen ilógicas
  • A cambiar de opinión
  • A no dar excusas para justificarnos
  • A ser y a hacer, sin necesitar la aprobación ajena
  • A no cumplir con las expectativas de otras personas
  • A intentar cambiar lo que no nos satisface
  • A decir no lo sé, a decir no me importa
  • ... 

¿Es egoísmo??

Puede que nos planteemos si somos egoístas al reivindicar estos derechos en nuestras relaciones; la duda sería razonable si pensamos que son solo nuestros...
En cambio, cuando los reconocemos, aceptamos y promovemos también en las demás personas, las hacemos partícipes de sus efectos positivos: Tengo derecho...tiene derecho... Tenemos derecho
Es necesario pasar del yo al nosotros para cultivar relaciones saludables, en las que podemos definir límites partiendo de esos derechos. 

Así que, lejos de ser egoísmo, cultivarlos es amor propio y respeto a quienes nos rodean. Por ejemplo: tengo derecho a decir "no" sin sentirme culpable y también puedo aceptar un "no" sin juzgar a quien me lo dice o sentir que me rechaza.

Tener en cuenta los derechos asertivos es interesante, como punto de partida, si queremos mejorar la asertividad. Podemos analizar hasta qué punto los reconocemos y los hacemos valer; si en nuestro comportamiento predomina o no la comunicación asertiva y, si  no es así, qué derechos estamos dejando de lado, preguntarnos por qué. 

En última instancia tenemos derecho a no comportarnos de manera asertiva:), pero el hecho de ser conscientes y elegirlo, es un grado. 

Como toda habilidad, la asertividad se aprende practicando. El esfuerzo merece la pena: 
la asertividad favorece el equilibrio emocional y, con ello, la salud mental.

Y tú ¿cómo te consideras respecto a la asertividad? ¿Ya la cuentas entre tus habilidades o podrías  mejorar? Si es así, decídete a empezar ya!


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Comunicarnos sanamente

¿Dónde pones tu atención?


Imagen de la cabecera: elaboración propia sobre imagen de fondo diseño Freepik:  www.freepik.es

lunes, 30 de junio de 2025

La soledad que duele

 

La soledad se ha convertido en un tema recurrente en nuestra sociedad, dadas las dimensiones que  está alcanzando, tanto por el número de personas a las que afecta, como por las repercusiones negativas que conlleva, especialmente, cuando va asociada a sufrimiento. 





Siempre ha existido la soledad, pero es posible que nunca se haya hablado tanto de ella como ahora. Y es que es un fenómeno creciente en nuestra sociedad, relacionado con cuestiones demográficas, culturales y sociales, además de otras causas.

La soledad es un “fenómeno natural, un sentimiento que puede surgir en ciertos momentos de la vida y que puede afectar a cualquier persona, independientemente de su género, edad u otra característica sociodemográfica”. (Weiss (1983) .

Pero el significado de la palabra soledad es inmenso, abarca tanto, que quizás es más acertado hablar de ella en plural: puede haber tantas soledades como personas que las viven y como momentos en los que cada una las siente. 

Hay quien abraza la soledad como un bien y quien la detesta, quien la busca y quien la padece a su pesar. Esa, la que causa sufrimiento, es la que más preocupa; se le llama Soledad No Deseada


Sabemos que el sentimiento de soledad no se corresponde necesariamente con vivir solo o sola; de hecho, los estudios sobre este tema revelan que la mayoría de las personas que dicen sentirse solas no viven solas. 

Una persona puede sentirse sola por tener menos relaciones sociales de las que desea o porque no recibe el apoyo emocional que necesita.


¿Cuáles son las dimensiones de la soledad? ¿A quiénes afecta más?

Cualquier persona puede sentirse sola, pero actualmente hay dos grupos de edad que destacan: jóvenes y mayores.

Respecto a cuántas personas afecta, las cifras varían mucho en los distintos estudios. Esta disparidad se debe a los criterios que se utilizan para medir el sentimiento de soledad, por ejemplo los referidos al grado de malestar que provoca, desde leve a muy intenso, o si se trata de situaciones de soledad ocasionales o crónicas.

El Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada aporta los siguientes datos: 

En España se estima que el 20% de las personas sufren soledad no deseada (Barómetro de la Soledad No Deseada 2024). Afecta más a mujeres (21,8%) que a hombres (18%).  

Por edades, las personas jóvenes son las que sienten más soledad no deseada (1 de cada 4 dice sentir soledad), seguidas de las mayores de 74 años.

Afecta también más a las personas con discapacidad (50,6%.) a quienes tienen problemas de salud mental (49,8%), LGTBI+ (34,4%), migrantes (32,5%)... Se acrecienta en las poblaciones más vulnerables.  

Esta realidad requiere atención e implicación social y política. De hecho la Soledad No Deseada está ya en las agendas de las Administraciones a nivel estatal, autonómico y también en muchos municipios, que se suman a otras entidades que ya estaban abordando el problema. 

Se trata de pasar de la preocupación a la acción para prevenir las situaciones de soledad que causan sufrimiento y para ayudar a aliviarlo en quienes lo padecen; se trata de cuidar la salud, el bienestar, la calidad de vida de las personas y las comunidades.


Referencias:

Observatorio Social de la Soledad No Deseada

Weiss, R.S. (1983). Loneliness: the experience of emotional and social isolation