lunes, 11 de noviembre de 2024

Bienestar emocional: algunas claves

 

El bienestar emocional es un estado de ánimo que podemos cultivar siguiendo algunas pautas, como las que incluye la guía que os presentamos, publicada por la Universidad de La Rioja. 






La Organización Mundial de la Salud, define el bienestar emocional como un “estado de ánimo en el cual la persona se da cuenta de sus propias aptitudes, puede afrontar las presiones normales de la vida, puede trabajar productiva y fructíferamente, y es capaz de hacer una contribución a la comunidad”

El bienestar emocional está influenciado por muchos factores, pero en gran parte tiene que ver con nuestras actitudes y aprendizaje. 

Aquí os presentamos las 10 estrategias propuestas en la guía Promoción del Bienestar Emocional, publicada por la Universidad de La Rioja (2.020).


1. Aprende a hablar de ti a otras personas.

Intenta identificar y expresar tus sentimientos. Es una forma de conocerte y de que te conozcan.

Se trata de expresarnos ante las demás personas con claridad y franqueza, usando un lenguaje apropiado y respetuoso, que sirva para comunicar lo que queremos y que nos entiendan, esto es la base de una buena comunicación, que a su vez es el fundamento de las buenas relaciones. También tiene que ver con cuánto nos conocemos y aceptamos, porque eso condiciona la forma en que nos mostramos y expresamos ante los demás.

2. Conócete. 

Reconoce tus fallos y limitaciones, pero sé consciente tambén de tus fortalezas y potencialidades.

¿En qué grado nos conocemos?  Quizás no tanto como creemos. En la guía proponen reflexionar sobre varias preguntas para profundizar en este aspecto: ¿Cómo te defines? ¿Qué virtudes crees que tienes? ¿Y defectos? ¿Qué es lo que más valoras? ¿Y lo que menos?. También es útil prestar atención a lo que las personas de nuestro entorno dicen de nosotros, pueden aportarnos su visión desde una perspectiva que no tenemos.

3. Regula tus emociones.

Canaliza tu rabia y agresividad. No te dejes llevar por el momento ni guardes rencor; respeta a las demás personas y ponte en su lugar. No permitas que el estrés te bloquee.

Todas las emociones -las agradables y también las desagradables- tienen una función importante, por ello debemos aceptarlas y aprender a gestionarlas, lo que implica: darnos cuenta de la emoción que sentimos, identificarla poniéndole nombre, acogerla, aunque resulte incómoda, comprender su significado y, si es preciso, utilizar alguna estrategia que nos ayude a manejarla (respiración, relajación, atención plena...).

4. Quiérete. Valora diariamente tus logros y los aspectos positivos.

Desarrolla una imagen positiva de ti. Sé optimista en la medida de lo posible. 

Esto tiene que ver con la autoestima, que es la valoración que hacemos de nosotros/as mismo/as. Una autoestima adecuada nos ayuda a aceptarnos como somos, reconociendo nuestro valor y capacidad, incluso cuando sabemos que tenemos cosas que mejorar.

5. Busca actividades con las que disfrutes.

Haz deporte, escucha música, ayuda a los demás o participa en ONGs. Abre tu mente y muestra ilusión por aprender.

Es muy importante que dediquemos tiempo a realizar actividades que nos resulten gratificantes, que sean acordes a nuestros gustos, que nos aporten experiencias satisfactorias y que compartamos, al menos una parte de ellas, con otras personas.

6. Fíjate propósitos en la vida.

Proponte metas realistas y trata de llevarlas a cabo, te hará sentir bien. 

Un propósito de vida es un objetivo que da sentido a nuestra existencia. En la guía nos recomiendan pensar en qué nos gustaría conseguir y establecer un objetivo claro y realista para conseguirlo. Ha de ser significativo para nosotros y aportarnos experiencias positivas. Cuando lo tengamos claro es importante plasmarlo por escrito, dividiendo el objetivo en pasos intermedios -actividades- que nos puedan llevar a conseguirlo y planear cómo y cuándo vamos a desarrollar el plan, después se trata de reflexionar sobre el proceso, observar lo que vamos consiguiendo y cambiando lo que necesitemos.  

7. Relaciónate. Mantente en conexión con otras personas.

No te aísles. Enriquécete con nuevas amistades. Protégete de las personas que creas que son dañinas para ti.

Necesitamos relaciones positivas, que nos aporten y en las que podamos aportar confianza y apoyo. Hoy día tenemos medios tecnológicos que pueden ayudarnos a relacionarnos incluso a distancia, si bien nunca deben sustituir las relaciones presenciales, pues  necesitamos contacto físico con otras personas. 

Es importante que seamos conscientes de cómo son nuestras relaciones, de la atención que prestamos a las personas de nuestro entorno. En la guía nos invitan a reflexionar sobre ello con estas preguntas: ¿Cuáles son las personas con las que compartes tu espacio y tiempo? ¿Qué obtienes y qué aportas a estas personas? 

8. Ten un estilo de vida saludable.

Haz deporte, aliméntate bien, duerme suficiente y evita dañar tu salud con el consumo de sustancias tóxicas.

Cuidar nuestra salud debe ser una tarea prioritaria. Es importante mantenerla y potenciarla. Esto supone revisar nuestra forma de vivir, nuestros hábitos, en definitiva, nuestro estilo de vida y mejorar lo que podamos. El autocuidado  es una expresión de respeto y buen trato hacia nosotros/as. 

9. Acepta los reveses de la vida.

El sufrimiento forma parte de la condición humana. Rectifica y aprende de tus errores o de las lecciones de la vida, eso te hará fuerte. Sé flexible con los contratiempos y cambios que te surjan. Busca alternativas y toma perspectiva. Los problemas no tienen una única solución.

Aceptar y afrontar las dificultades nos ayuda a mejorar nuestra capacidad de adaptación, tiene repercusiones positivas en nuestra autoestima, reduce la ansiedad y la depresión.  

Ante las adversidades de la vida, la guía nos recomienda tomar perspectiva, preguntarnos si el problema tiene o no solución, si no la tiene, aceptarlo, si la tiene, hacer lo que esté en nuestras manos para solucionarlo; intentar transformar las dificultades en oportunidades, cuando sea posible.

10. Si la situación te supera y sientes que te desborda: ¡Pide ayuda!

A familiares, amistades, profesionales de la salud, de la educación... 

Saber reconocer los propios problemas y acudir a familiares, amistades y otras personas buscando ayuda cuando la necesitamos, es una virtud, una habilidad que podemos desarrollar y que nos ayudará a mantener nuestro equilibrio emocional, a elaborar mejores estrategias para afrontar de la mejor manera todo tipo de situaciones difíciles. 

Este es un resumen muy breve del contenido de la guía. Os proponemos que la consultéis y dediquéis unos minutos al día o a la semana a profundizar en cada una de esas estrategias. El objetivo es potenciar el bienestar emocional, así que merece la pena invertir tiempo en ello ¿no creéis?


Fuentes y más información: 

Guía Promoción del Bienestar Emocional   Disponible en Dialnet.

https://dialnet.unirioja.es/servlet/libro?codigo=767166

Autores: Alicia Pérez de Albéniz Iturriaga, Eduardo Fonseca Pedrero, Adriana Díez Gómez del Casal, Beatriz Lucas Molina, Javier Ortuño Sierra, Julia Pérez Sáenz, María Paloma de Vicente Clemente, Rebeca Aritio Solana, Carla Sebastián Enesco, Marta Vicién, María Sánchez, Luis Roa, Cristina Luengo, Elena Hijazo, Pilar Gómez, Mario Gil, Pablo Gil, Lucía Gil, Rubén Garrido, Iñigo Fernández, Marina Díez, Daniel Díaz, Alejandro de la Concepción, Pilar Cuesta, Eudald Capdevila, Malena Barrera, Alejandro Bañares, Cecilia Azofra, Manuela Arbués, Laura Aparicio, Sandra Achútegui

Universidad de La Rioja. 2020.



Otras guías que quizás te interesen: 

En tiempos de estrés, haz lo que importa: una guía ilustrada . [Doing what matters in times of stress: an illustrated guide]. Ginebra: Organización Mundial de la Salud; 2020. 
Acceso a la guía (pdf): 

https://iris.who.int/bitstream/handle/10665/336218/9789240009561-spa.pdf





Asociación Salud Mental de Molina y Comarca (Coordinación).
Redactores/as: Javier Morales Ortiz.  Sandra Muñoz Martínez. Susana Pérez Sánchez. 



jueves, 31 de octubre de 2024

Entrenar el equilibrio para ganar salud


Gracias a la capacidad de equilibrio podemos mantenernos de pie, caminar, bailar...realizar muchas de las actividades de nuestro día a día. ¿Habéis reparado en lo importante que es potenciarla?



 


El equilibrio es la capacidad que nos permite mantenernos de pie, desplazarnos y hacer otras actividades sin caernos. 

Está relacionado con varios sentidos, fundamentalmente la vista, el oído y la propiocepción (lo que nos permite sentir en qué posición estamos), que tiene su base en los músculos y las articulaciones. Estos sentidos trabajan de forma coordinada y envían la información a nuestro cerebro, que se encarga de procesarla y devolverla a otras partes del cuerpo con las órdenes precisas para que mantengamos el equilibrio.

Desde que nacemos vamos desarrollando esa capacidad, aprendemos a andar y podemos llegar a realizar otras actividades que requieren altas habilidades de equilibrio, pero a medida que envejecemos tiende a mermar y esa pérdida puede limitar seriamente la autonomía, porque supone, entre otras cosas, mayor riesgo de caídas, que pueden causar lesiones discapacitantes, además de la sensación de inseguridad, que tanto coarta la movilidad.

Entre las medidas que nos pueden ayudar a prevenir el deterioro del equilibrio y a mejorarlo, está realizar e ejercicios específicos. Por ello estos ejercicios se incluyen en las Recomendaciones de Actividad Física para la Salud, subrayando la necesidad de aumentar el entrenamiento a partir de los 65 años, especialmente las personas con dificultades de movilidad (debilidad en las piernas o con poca estabilidad) para prevenir el riesgo de caídas.


Entrenar el equilibrio nos ayuda a mejorar la estabilidad, el control postural, la capacidad de coordinación y concentración. 

Mantenernos en pie, caminar y otras actividades cotidianas requieren equilibrio, lo que supone de por sí un "entrenamiento", a partir de ellas podemos realizar variaciones como sostenernos sobre una pierna, ponernos de puntillas, levantarnos sin apoyar las manos, hacer sentadillas, etc. Además son muy útiles actividades como bailar, practicar yoga, pilates o tai-chi, actividades relacionadas con la propiocepción y con la coordinación ojo-mano (como, por ejemplo, lanzar una pelota con las manos), o coordinación ojo-pie (como dar patadas a un balón). 

Así pues, son muchas las opciones que nos pueden ayudar a entrenar el equilibrio, se trata de elegir las que más nos gusten y se adapten a nuestra condición física y circunstancias.  

Contar  con profesionales de la actividad física puede ser de gran ayuda para realizar entrenamientos de mayor complejidad y siempre que se tenga algún problema de equilibrio que requiera de ayuda especializada, en cuyo caso también es recomendable realizar previamente una consulta médica. 

Para finalizar, recordamos que, además de ejercitar el equilibrio, una rutina adecuada de actividad física para la salud debe incluir ejercicios de fortalecimiento muscular (pesos libres, máquinas de resistencia variable supervisados),  flexibilidad (estiramientos, yoga, pilates) y  resistencia aeróbica (caminar, pedalear) y evitar el sedentarismo.

A moverse, que es salud!!:)


Fuentes: 

Ministerio de Sanidad

Ministerio de Sanidad. Actividad Física para la Salud y Reducción del Sedentarismo. Recomendaciones para la población. Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el SNS. Madrid, 2022 


Información relacionada: 

Fortalecer los músculos, fortalecer la salud

viernes, 18 de octubre de 2024

Fortalecer los músculos, fortalecer la salud

 

Entre las Recomendaciones de Actividad Física para la Salud, están las actividades de fortalecimiento muscular que nos ayudan a mantener la fuerza y la resistencia, a prevenir muchos problemas asociados al envejecimiento, a tener mejor salud y bienestar.





A partir aproximadamente de los 30 o 35 años, perdemos masa muscular, lo que implica perder fuerza, resistencia, ser más frágiles, tener más riesgo de dependencia. Para contrarrestar esta pérdida es necesario realizar actividades de fortalecimiento muscular.

Las actividades de fortalecimiento muscular sirven para desarrollar y fortalecer los músculos y los huesos, aumentan la fuerza muscular ósea, la potencia, la resistencia y la masa muscular, por eso es muy importante incluirlas en nuestras rutinas, junto con las actividades aeróbicas que tienen beneficios principalmente en el sistema cardiorrespiratorio.

Las Recomendaciones de Actividad Física para las personas mayores de 18 años incluyen  realizar este tipo de actividades al menos 2 días a la semana, aumentando a 3 ó 4 días a partir de los 65 años.

Si llevamos una vida activa, en el trabajo, en las tareas domésticas, en los desplazamientos... estaremos realizando actividades que contribuyen, en mayor o menor medida, al fortalecimiento muscular: cargar pesos, transportar, subir escaleras, etc, pero en muchos casos necesitaremos incrementar estas actividades con ejercicios específicos. 

Hemos de tener en cuenta que para que las actividades que realizamos contribuyan al mantenimiento y/o desarrollo de nuestros músculos tienen que exigirnos un nivel de esfuerzo de moderado a alto y trabajar piernas, caderas, tórax, abdomen, espalda, hombros y brazos

Podemos empezar por entrenamientos sencillos y breves e ir incrementando poco a poco el tiempo y la intensidad, adecuándola siempre a nuestra condición y contando con la guía de profesionales de la actividad física para aprender a realizar los ejercicios de manera adecuada y obtener el máximo beneficio con el menor riesgo de lesiones. 

Actividad física + alimentación saludable

Además de realizar estas actividades de fortalecimiento, para mantener la masa muscular es necesario que nuestra alimentación diaria sea equilibrada, que incluya suficientes alimentos ricos en proteínas, que pueden ser de origen vegetal: legumbres, frutos secos, cereales integrales, y de origen animal: pescado, huevos, productos lácteos, carne. Si optamos por las de origen vegetal exclusivamente podemos combinarlas con cereales (arroz, pan, avena, etc) para aumentar su calidad (por ej. lentejas con arroz).  Las recomendaciones son de 0,83 gramos de proteína diaria para personas adultas, aumentando la cantidad en menores de 18 años, embarazadas y personas mayores. 

Tengamos presente que si adoptamos unas rutinas adecuadas de actividad física (seguir las recomendaciones nos puede ayudar) y una alimentación saludable estaremos contribuyendo a mantener y mejorar nuestra salud, nuestra vida.

Fuerza y Salud!:)


Fuentes: 

Ministerio de Sanidad

Ministerio de Sanidad. Actividad Física para la Salud yReducción del Sedentarismo. Recomendaciones para la población. Estrategia de Promoción de la Salud y Prevención en el SNS. Madrid, 2022 

Informe del Comité Científico de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) sobre recomendaciones dietéticas sostenibles y recomendaciones de actividad física para la población española. Comité Científico AESAN. (Grupo de Trabajo). López García, E., Bretón Lesmes, I., Díaz Perales, A., Moreno-Arribas, V., Portillo Baquedano, M.P., Rivas Velasco, A.M., Fresán Salvo, U., Tejedor Romero, L., Ortega Porcel, F.B., Aznar Laín, S., Lizalde Gil, E. y Carlos Chillerón, M.A.  Revista del Comité Científico de la AESAN, 2022, 36, pp: 11-70.