La palabra edadismo se refiere a los estereotipos y prejuicios existentes en relación a la edad.
El edadismo conlleva formas de pensar, sentir y actuar que en muchos casos llevan a la discriminación de personas y grupos y tienen un impacto negativo en la salud.
La edad es uno de los criterios de clasificación social que más se utilizan, el problema es que esa clasificación suele llevar aparejada una serie de creencias a cerca de cómo son las personas de una edad determinada y esas creencias condicionan nuestros comportamientos y relaciones, no siempre para "bien".
Fue el gerontólogo Robert Butler quien le puso nombre en los años 60 del pasado siglo, pero el edadismo siempre ha existido, expresado de diferentes formas. Afecta a todas las personas, especialmente a jóvenes y mayores.
Actualmente, los estudios realizados muestran que una de cada dos personas en el mundo es edadista contra las personas mayores, mientras que en Europa, las personas jóvenes perciben que se da con mayor frecuencia hacia ellas que hacia las mayores.
El edadismo nos implica, podemos 'causarlo', y podemos 'sufrirlo'. Puede afectar a las demás personas, pero también a uno/a mismo/a y tiene repercusiones negativas en muchos aspectos, entre ellos la discriminación en el acceso al trabajo, a la información, al uso de las tecnologías, a la participación y otros derechos.
Además tiene un impacto negativo en la salud, que afecta principalmente a las personas mayores:
- Se asocia a estrés cardiovascular y a una muerte más temprana.
- Se relaciona con una peor salud física y mental, como mayor frecuencia de depresión y menor autoestima.
- Aumenta el aislamiento social y la soledad.
- Disminuye el autocuidado y aumenta los comportamientos de riesgo para la salud (por ejemplo, alimentación inadecuada o fumar).
- Se asocia a una menor calidad de vida.
El edadismo tiene un alto coste a nivel individual y social. Combatirlo es un reto para una sociedad que ha de aspirar a ser más inclusiva y justa, lo que implica apreciar la diversidad y reconocer el valor de todas las personas, tengan la edad que tengan.
Podemos empezar preguntándonos ¿Soy edadista? Es probable que encontremos muchas cosas que cambiar para tener una perspectiva mejor de la realidad y contribuir a conseguir ese reto.
En estas fuentes encontramos contenidos que pueden ayudarnos a comprender el alcance del edadismo y a reflexionar sobre nuestras ideas y comportamiento respecto a esta cuestión y cómo nos afecta.