Pastillas para no sentir
¡Qué gran remedio serían las "pastillas para los nervios" si sus efectos fueran duraderos y nunca perjudiciales!
Pero, como en el cuento de Cenicienta, su efecto es efímero, se desvanece y volvemos a la realidad que nos provoca el malestar, un malestar que persiste porque tiene la función de alertarnos de que algo no va bien, de impulsarnos a cambiar esa realidad en lugar de enmascararla.
Muchas veces esa transformación de la realidad requiere ir más allá de lo individual, abarcando lo social y lo político
Una noticia que encontramos en muchos medios de comunicación es que España es el país del mundo donde más ansiolíticos y antidepresivos se consumen, así lo revela el Informe 2021 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE).
Este estudio, en el que participan 85 países pone de manifiesto que España supera a los demás en el consumo de benzodiacepinas, eso refiriéndose solo al que se realiza con receta médica, sin contar el consumo sin receta.
Este tipo de psicofármacos suelen utilizarse para aliviar la ansiedad. Según el informe las que más se consumen son Alprazolam, Lorazepam, Diazepam, Clonazepam, Bromazepam, Lormetazepam y Estazolam.
Puede que nos llame la atención este puesto en el ránking, que tan poco nos favorece, pero el caso es que, dejando a parte la comparación con otros países, la alerta por el alto consumo de psicofármacos se está dando desde hace años porque se está incrementando a un ritmo creciente, como muestran las encuestas de salud y consumo de drogas de nuestro país (ENSE, ESTUDES, EDADES) y afecta en diversos grados a toda la población, siendo más llamativo en mujeres y personas mayores.
Los análisis de este fenómeno llegan a la conclusión de que estos medicamentos se recetan en más casos de los que estarían indicados, extendiéndose su uso para aliviar el malestar que provoca cualquier situación vital. Esto ha dado lugar al término "medicalización de la vida cotidiana".
La cuestión no sería tan importante si los psicofármacos carecieran de efectos adversos, pero no es así, entre otros, pueden provocar en quienes los consumen la aparición de trastornos cognitivos, más caídas, riesgos de adicción y dependencia, que se acrecientan en mayores (YCristiani y Timosiunas.2009).
Además, conllevan otros efectos negativos: a nivel individual, que la persona evite afrontar problemas que podría gestionar con sus recursos o con la ayuda de terapias psicológicas; a nivel social, encubrir situaciones que requieren soluciones sociales y políticas.
La reflexión respecto a este tema pasa por reconocer que los Psicofármacos, pueden ser una ayuda importante cuando se utilizan de la forma adecuada, lo que implica un uso limitado para ciertos trastornos, junto con otras terapias si es preciso, como ayuda temporal en situaciones de crisis.. Pero no cuando se utilizan para poner parches al malestar que provocan problemas que necesitan soluciones: la soledad, el maltrato, el desempleo, la sobrecarga de tareas, las condiciones precarias. Ese malestar, en forma de emociones y sentimientos difíciles de soportar es el "mensajero" que alerta de que algo no va bien, que es necesario hacer cambios. En esos casos el recurrente uso -abuso- de pastillas no ayuda, más bien cronifica las condiciones que hay que cambiar.
Paradójicamente, el creciente consumo de psicofármacos revela lo que trata de ocultar: la incapacidad de esta sociedad para afrontar sus problemas llamándolos por su nombre y movilizando sus recursos, los de las personas y los sociales; en último término desarrollando políticas capaces de mejorar las condiciones de vida de todas las personas, empezando por la educación emocional en la escuela y las familias y siguiendo por la igualdad de género, la inclusión, la vivienda, el empleo, el acceso a la cultura, la mejor atención sociosanitaria en salud mental..
De toda la vida, a la especie humana se nos hace muy cuesta arriba sufrir. Es normal, legítimo y saludable seguir buscando soluciones para mejorar nuestra existencia, pero matar al mensajero -o amordazarlo- nunca ha sido buena idea, es mucho más inteligente y práctico escuchar lo que nos quiere decir, pues, como decía Ortega y Gasset: "toda realidad ignorada prepara su venganza" y eso es tan válido a nivel individual como social.
Más información:
JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes)
Fundación Atenea Consumo de hipnosedantes.Análisis histórico desde la perspectiva de género
Encuesta sobre alcohol y otras drogas en España EDADES