Se estima que la exposición al humo de tabaco es la causa del 80 % de los ingresos hospitalarios por asma u otros problemas respiratorios de la población infantil. Un análisis de saliva permite detectar esa exposición, facilitando la labor preventiva y la atención médica.
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Cartel realizado por alumnado del C.P Jesús Neira. Certamen Lena: Salud (PMD) |
Un estudio publicado en la revista Pediatrics, concluye que es necesario conocer si los niños con asma están expuestos al humo de tabaco para prevenir futuras complicaciones; sin embargo, sólo un tercio de las familias informan adecuadamente al respecto, por lo que los autores de la investigación proponen la detección mediante un análisis de saliva, una prueba fiable, no invasiva y de bajo coste.
El estudio se realizó con 619 niños de 0 a 16 años, ingresados en el Hospital
Infantil de Cincinnati (EEUU). Preguntaron a los padres si los niños estaban expuestos al humo del tabaco, en casa, en el coche o en otro lugar donde pasaran tiempo a menudo.
Alrededor del 35 por ciento de los padres informaron que sus hijos estaban un poco expuestos al tabaco. Sin embargo, en torno al 80 por ciento de los análisis de saliva de los niños dieron positivo a la cotinina, una sustancia que produce el organismo al estar en contacto con la nicotina, y que se considera un marcador biológico de la exposición al tabaco.
Los autores dicen que la discrepancia entre los resultados de los análisis y la información que dan los padres no significa necesariamente que hayan mentido, también podría deberse a que no sepan hasta qué punto sus hijos están expuestos al tabaco y a que los médicos no pregunten lo suficiente.
El estudio mostró que uno de cada seis niños tuvo que volver al hospital a lo largo de los 12 meses siguientes. Los que tenían más probabilidades de volver a ingresar eran los que daban positivo en cotinina en el análisis de saliva o sangre; es decir, continuaban expuestos al humo.
Según Robert Kahn, autor del estudio, conociendo si hay exposición al tabaco, es posible prestar una atención mejor para prevenir complicaciones y, si alguno de los padres fuma, ofrecerle ayuda para dejar de fumar.
Proteger a las personas de la exposición al humo de tabaco es una medida fundamental que, sin embargo,se incumple sistemáticamente, unas veces por falta de sensibilización respecto a los daños del tabaco, otras por una "tolerancia" mal entendida ante el fumar en lugares compartidos.
Hay que extremar las precauciones en el caso de los niños. Y nos queda mucho por hacer. Según datos de la Sociedad Española de Neumología, hasta un 42% de los niños españoles está expuesto,diaria u ocasionalmente, al humo del tabaco.
Se calcula que uno de cada 10 niños y adolescentes españoles padece asma, la enfermedad crónica más habitual en la infancia y una de las principales causas de hospitalización.
Este estudio nos aporta más evidencias de hasta qué punto la exposición al tabaco afecta a las personas no fumadoras. No es posible escudarse en la ignorancia para justificar que el humo se comparta.
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